Te levantas a las 7:00 horas de la mañana, te duchas, desayunas, echas tu tupper a la mochila, cargas con ella y sales a la calle dispuesto a coger el transporte público que te lleve hasta tu lugar de trabajo; el cual probablemente esté a más de media hora de tu casa. En total, desde que te despiertas hasta que te sientas en la oficina (redacción en mi caso), has “gastado” ya más de dos horas. Dos horas menos de tiempo de las que dispones para “ser libre”, dos horas menos de “tiempo libre”.
El tiempo es uno de los conceptos más relativos que conozco, varía tanto de unos lugares a otros… y, sin embargo, he elegido vivir en la ciudad que más tiempo me roba, en Madrid. Cuando vuelvo a casa de mis padres, a Yecla, el tiempo pasa de una manera completamente diferente, los días son más largos, más pausados… ojalá poder trasladar esa manera de vivir el tiempo a la que es ahora mi ciudad, Madrid.
De conquistar el tiempo hablaba José Luis Sastre en el último capítulo del pódcast que tiene junto a Miguel Maldonado y que difícil es conseguir hacerlo cuando entras en el bucle de la rutina. Aunque, como Maldonado, adoro la rutina, reconozco el placer de romper con ella de vez en cuando, hacerlo te hace sentir poderosa, sientes que (al menos por esa vez) tienes el control completo de tu tiempo.
Cuando se te escapa, cuando te sumerges en la rueda de levantarte-ir a trabajar-gimnasio-preparar el tupper del día siguiente-ver La Revuelta-dormir; de alguna manera te cuelas en este artículo de Enrique Rey : “¿A qué huele la clase obrera?”: comer de táper en el trabajo, el símbolo de una generación desencantada.
Enrique Rey recoge en este artículo las declaraciones de Mikel López Iturriaga que dice: “Cocinar en casa a diario y comer tranquilamente se está convirtiendo en un privilegio cuando debería ser un derecho si las prioridades fueran nuestra salud y nuestro bienestar no sólo físico, sino emocional”, y tiene razón. La falta de tiempo, por diversos motivos, (pero uno de ellos indiscutiblemente son las horas que pasamos en nuestros puestos de trabajo o llegando hasta ellos) han conseguido que el mero hecho de comer un guiso recién hecho o salir a pasear sin prisa se hayan convertido en dos lujos inalcanzables muchas semanas. ¡¿Nos estamos volviendo locos?!
Tenemos que conquistar nuestro tiempo (ojalá fuera tan fácil hacerlo como escribirlo). Este post, lo estoy escribiendo un domingo a las 20:23 horas y no sé si se debe a que he conquistado mucho este tiempo mi fin de semana o porque este ha pasado por encima de mí sin que haya sido prácticamente consciente de ello.
No puedo organizar mi vida con tanta antelación
Si escribo sobre el tiempo, no puedo no dejar aquí plasmada esta reflexión sobre la planificación. Odio planificar mi vida con la antelación que me exige el Movistar Arena y su calendario de conciertos. No puede ser que en marzo de 2025 tenga que decidir si me apetecerá o no en octubre de 2027 ir a ver a el concierto de fin de gira de Dani Martín (por decir algo). Lo siento, pero no.
Este verano he aprendido muchas cosas, a veces la vida te da una hostia de realidad y, de golpe, aprendes más rápido de lo que te gustaría; pues eso es lo que me ha ocurrido y estoy intentando vivir mucho más el presente, por lo que pueda pasar. Lo malo es que vivir en ese presente te priva de ir a un concierto como el anteriormente mencionado. Claro, para ello, tendría que haber comprado las entradas con dos años de antelación.
Con los viajes ocurre algo parecido, sobre todo si quieres escaparte en verano. Una vez más, intentando escapar de la rutina y vivir, aunque sea durante 10 días una vida radicalmente distinta a la nuestra, nos escapamos de Madrid cuando todo el mundo lo hace (en julio o agosto). Ese viaje, veraniego e idílico, también requiere de una organización anticipada, demasiado anticipada.



Hasta para ver a mis amigas, a veces, tengo que fijar el día con semanas de antelación en el calendario, que agobio. Esto es todo lo contrario a conquistar mi tiempo. Espero algún día poder conseguirlo.
Por ahora, el acto más “revolucionario” que practico cada día como conquista de mi tiempo es leer y escribir mientras voy en el transporte público, de esta manera siento que, al menos, no lanzo esas horas a la basura. Eso sí, ahora tardo más días en responder a mis amigas por WhatsApp y eso tampoco me gusta. Una vez más, que difícil esto de conquistar el tiempo.