El sueño español: comprarse una casa (dos, tres o cuatro, como Aitana)
Mientras tú tienes problemas para pagar el alquiler cada mes, Aitana ha contado que se ha comprado cuatro casas; y lo peor es que el hecho de que las haya comprado no es lo más problemático
“A todos ellos les daba mucha paz mental la idea de acabar comprando una vivienda”, escribió Raquel Peláez en su libro Quiero y no puedo: Una historia de los hijos de España.
Tener una casa en propiedad, tener asegurado un techo bajo el que dormir cada día de tu vida, pase lo que pase; efectivamente, debe dar mucha paz mental. Y esto, para muchas personas en España, se ha convertido en algo totalmente inalcanzable.
En España, el problema de la vivienda ocupa gran parte de la conversación y lucha social, sobre todo entre los más jóvenes; y no solo por el precio de compra de los inmuebles, sino también porque el precio del alquiler está por las nubes. Por esto, y por muchos más motivos, los sindicatos de inquilinos han convocado en Madrid el día 5 de abril la primera manifestación estatal por la vivienda.
No obstante, en este ‘post’ no voy a replicar únicamente el artículo 47 de la Constitución Española que declara que todos los españoles tenemos el derecho de disfrutar de una vivienda digna y adecuada; sino a intentar ir un poco más allá en esta reivindicación, más allá de lo puramente pragmático.
No voy a hablar del derecho a una vivienda digna, de que este país necesita que se construya más vivienda pública y una regulación del mercado inmobiliario, porque jamás podría decir nada más lúcido que lo que ya escribió la banda Biznaga en su canción El futuro sobre plano:
Si el plan urbanístico actual
Es privatizar, especular
Si cada puto metro cuadrado
Lo explota un buitre ya
Si no hay vivienda social
Y la tierra cuesta más y más
Disputar este espacio
Transformar la realidad
Confiar en un cambio
Es proyectar sin miedo
El futuro sobre plano
El derecho a la ciudad
El futuro sobre plano
Habitar con dignidad
Destruir lo común, acabar
Con el tejido vecinal
Gentrificando los barrios
Más turistas…
Más tensión, más tensión
Y más desahucios
Derrumbar este marco
Transformar la realidad
Confiar en un cambio
Es proyectar sin miedo
El futuro sobre plano
El derecho a la ciudad
El futuro sobre plano
Habitar con dignidad
Disputar la ciudad
Habitar la ciudad
Disputar la ciudad
DISPUTAR.
Quien no tiene una casa en propiedad tiene más problemas a la hora de construir un espacio que poder considerar ‘hogar’. No lo digo solamente yo, también lo dice en un vídeo de TikTok María, una creadora de contenido española que lleva años viviendo en diferentes países y echa en falta tener una casa a la que llamar “hogar”.
Hogar es poder elegir con quién quieres vivir, no compartir piso con personas a las que has conocido la primera vez que has ido a visitar la vivienda y a las que no habías visto nunca antes. Estas personas pueden llegar a convertirse en hogar, pero también puede ser que nunca alcancéis ese nivel de confianza y que, en ciudades tan crueles como Madrid, ni siquiera tu casa pueda ser refugio.
Hogar es también poder decorar tu casa a tu gusto, encontrar en este espacio una manera de expresión, sentirte cómodo rodeado de cuatro paredes porque los cuadros, fotografías, mobiliario e incluso la vajilla que ocupa un espacio en esa casa te representan.
Hogar es llevar tanto tiempo viviendo en un mismo sitio que ya conozcas a tus vecinos, los comercios de tu barrio, encontrar una peluquería y una frutería cerca de casa en las que te sientas bienvenido habitándolas. Hogar son los cuidados.
Hogar son tantas cosas bonitas que poder construir uno se ha convertido en el sueño de muchos jóvenes españoles que ven como cada año que pasa es más complicado pensar en comprarse una casa, sobre todo en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia… Pero también lo es alquilarlas. Málaga se ha llenado de pisos turísticos; en Madrid por menos de mil euros es muy complicado encontrar un piso de una o dos habitaciones; en Valencia quienes hace cinco años pagaban 700 euros por su casa, ahora sudan por pagar 1.200… Mientras tanto, Aitana dijo el miércoles en La Revuelta que tiene cuatro casas en propiedad, dos de ellas alquiladas.
Cuando a la extriunfita se le ocurrió decir en el programa de Televisión Española que tenía dos casas alquiladas se escuchó desde el público a la gente gritar: no especules con ellas. Claramente, la sociedad está muy enfadada, muy cabreada con quienes compran casas para no vivir en ellas, para alquilarlas por un altísimo precio y sacar un sobresueldo que, en muchas ocasiones, no necesitan.
Aitana ha recibido muchos mensajes de odio estos últimos días en redes sociales, pero no es ni mejor ni peor persona que tu casero por tenerlas en propiedad y alquilarlas; quizá su problema sea vivir tan alejada de la realidad, hasta el punto de no haberse dado cuenta de que sus palabras podían hacer tanto daño a una gran parte de la población al que el sueldo no le llega para pagar las facturas a final de mes.
La cantante es una tía con suerte, y con un trabajo muy bien remunerado, porque no tiene un hogar, sino dos. Ni siquiera cuando va a Miami a componer se tiene que hospedar en un hotel o casa alquilada que le resulte impersonal, disfruta allí también de un segundo hogar. Supongo que está bastante más cerca de sentir lo que es la tranquilidad absoluta que el 70% de los jóvenes españoles.
Cuando buscar otras alternativas es la única alternativa
Hasta Rocío Camacho, una influencer española bastante exitosa, ha querido hablar del insoportable precio del alquiler en su perfil de Instagram. Las cosas no están bien.
Las cosas no están bien y cuando el sistema en el que vivimos no nos acoge buscamos alternativas, darle una vuelta a todo para poder sobrevivir. La imaginación se dispara en momentos de necesidad y Ciberpony habló en el pódcast Bimboficadas de La internada, un caso de okupación bastante singular.
Sin tener una opinión muy clara sobre La internada, y sin saber muy bien qué me parece que se ocupen edificios vacíos como este antiguo internado, dejo por aquí este fragmento del pódcast que me ha hecho, al menos, reflexionar bastante sobre el tema. La iniciativa es, cuanto menos, interesante; que se estén buscando nuevas maneras de habitar este mundo también lo es.
Interesante es también La Morada, “el proyecto transfeminista de vivienda cooperativa impulsada por bolleres, trans y otras identidades disidentes que queremos vivir en comunidad”, así se describe en su perfil de Instagram. Se encuentra en Barcelona y muchas de las personas que viven allí estaban hartas, precisamente, se sentir que no tenían un lugar al que considerar “hogar”.
Hablar de alternativas al modelo de vivienda más tradicional me hace pensar, necesariamente, en las alternativas de vivienda para la tercera edad. Alternativas, sobre todo, a las residencias, unos espacios en muchas ocasiones tan impersonales, a la par que deshumanizadores. Porque sacar a alguien de su casa, si es en contra de su voluntad es, también, despojarlo de una parte de su identidad.
No sé si saldremos interdependientes, espero que sí. También espero que, quienes queramos, podamos comprarnos un pisito, o alquilarlo. Está muy bien que los ciudadanos nos rompamos la cabeza para sobrevivir en un sistema que no siempre piensa en nosotros, pero qué mal tener que hacerlo cuando debería ser al Estado al que le quitara el sueño este temita.
Cosas que os recomiendo:
Los leggins de Oysho.
Virgen de Magallón de Juanjo Bona.
Ir a un concierto de Amaia con tu amiga.
Un fin de semana de reencuentro con tus amigas de siempre.
El restaurante libanés Solidere.