Para el próximo apagón espero estar en mi pueblo
Caminata de 12 kilómetros, ansiedad por no saber nada de los míos, imposibilidad para trabajar y caos en la ciudad. Resumen de un lunes de apagón (al menos) nacional
Ningún sitio es bueno para que te pille un apagón como el que hemos sufrido hoy, 28 de abril de 2025 en toda España. A mí me ha tocado en mi puesto de trabajo, sin dinero en efectivo, sin batería en el ordenador y a más de 12 kilómetros de mi casa. Tras haber corrido ayer mi primera 10k, me ha tocado hacer todos esos kilómetros andando.
Es alucinante pasear por el centro de Madrid en un día como hoy, observando el caos que genera una situación así y preguntándote en qué momento conseguirás poner el culo en el sofá. Cuando salí de la redacción eran las 15:30 horas, llegué a mi casa a las 19:00. Gracias a mis compañeros por amenizarme el camino.
A mí el apagón me ha pillado en una redacción en la que se ha pedido a los trabajadores apagar los ordenadores para optimizar las baterías, he tenido que comer un sándwich y una empanada pagados por mi compañera, y llevo más de 7 horas intentando contactar con mis padres. Son las 19:42 horas y todavía no lo he conseguido.
Al llegar a casa, tampoco estaba mi novio, menos mal que me había dejado una nota en la que me decía que se había ido a casa de su padre a cocinar. Su cocina es de gas, la nuestra eléctrica. La comida no aguantará mucho más en la nevera y el congelador hace ya horas que no congela. Es más, este ordenador está a punto de apagarse y no sé cuándo dejaré de poder escribir estas líneas. Tampoco sé cuándo podré compartirlas, para eso tiene que volver internet.
Como no tengo internet, tampoco sé si se conoce ya el origen de este apagón que tanto caos está causando. Qué locura estar así y con tantas personas a las que quieres lejos, sin poder comunicarte con ellas.
Vuelvo a escribir a las 7:34 horas. Efectivamente el ordenador se apagó y no pude cargarlos. Una vez acompañada en casa no se estuvo tan mal. Cenamos a la luz de las velas un pollo al curry que mi novio había cocinado en la cocina de gas de su padre y comentamos nuestras jugadas del día.
Él había visto a gente agrupada alrededor de un coche para escuchar la radio y yo a hombres vestidos en traje andando por un camino hasta Aravaca.
La luz volvió en mi zona de Madrid a las 22:15 h. y descubrí que todavía existían incógnitas sobre el origen del desastre. Espero que, a lo largo del día, cuando empecemos a descubrir las consecuencias del apagón no hayan sido muchas. Espero.
Con mis padres conseguí hablar a las 00:30h. Sabía que ellos estarían bien y que su única preocupación sería cómo yo había vuelto a casa; y no me equivocaba. Ellos viven en un pueblo y con la tranquilidad de saber que los suyos están bien, al haber podido ir de puerta a puerta comprobándolo, se fueron a una terraza y disfrutaron de una agradable tarde de abril. Seguro que mi madre estuvo, además, muy contenta de que mi padre no pudiera mirar el móvil.
Así que de este apagón yo he aprendido varias cosas, pero la más importante: vivir en un pueblo, ante cualquier apocalipsis, te puede salvar la vida.
Si tu vecina te conoce, es más fácil que te invite a comer cuando lo necesites. El del bar de abajo te va a fiar la cena y en la tienda de conveniencia lo mismo. Podrás ver a tus seres queridos sin desplazarte kilómetros y kilómetros…
Yo lo tengo claro. Para el próximo apagón espero estar en mi pueblo.
Me ha encantado tu carta, sin duda, en los pueblos todo se vive de forma diferente.
PD: Me ha sorprendido la carta de tu novio jajaj