Un texto que no tocaba sobre el concierto de Amaia en el Movistar Arena
"Ver a Amaia actuar es la demostración de que puedes cumplir tus sueños"
Si no has podido ver a Amaia en el Movistar Arena, lo siento. Supongo que sus conciertos en Barcelona también habrán sido increíbles, pero de ellos no puedo hablar, no los he vivido. El de Madrid sí.
Esta newsletter, este post, no tocaba; pero no me quería quedar con las ganas de plasmar en algunos cuantos párrafos (no muchos) algo que me ha hecho sentir la cantante de Pamplona durante su actuación. Una actuación dividida en 4 actos, cada uno de ellos con una identidad única, mi favorito creo que fue el tercero.
¿Lo mejor de todo? Que no es la primera vez que voy a uno de sus conciertos y haber vivido esta evolución me emociona. Como me decía ayer mi amiga Laura, mi mejor acompañante para citas como esta: “Ver a Amaia actuar es la demostración de que puedes cumplir tus sueños”, y no puedo estar más de acuerdo.
Escribir estas palabras no estaba entre mis planes, pero gracias a Laura y a Amaia por inspirarme, hoy dejo esto por aquí. Laura sueña con escribir, pero no solo con escribir porque eso ya lo hace, sino con ser leída por miles de personas, con llegar al corazón de miles de lectores, como han penetrado en el suyo los textos de Almudena Grandes o Elvira Sastre. Después de disfrutar de un concierto como el de Amaia, conseguir eso parece menos imposible, más cercano.
Es esa cercanía, la que transmite Amaia desde la parte más alta del escenario, la que engaña y motiva a tu subconsciente, lo empuja a crear con la incredulidad de pensar que podrás construir algo casi tan bello como lo que ella es capaz de hacer. ¿Por qué no va a ser posible si ella es tan solo es una chica y yo otra con muchos referentes comunes y las mismas ganas de cumplir mis sueños?
Hablo de Laura en el texto porque ella sueña y lo comparte conmigo, pero yo también lo hago y espero algún día poder disfrutar, tanto como lo hace Amaia, compartiendo con el mundo mis creaciones; poder estar tan orgullosa de ellas como lo estaba el domingo por la noche la artista sobre el escenario viendo la belleza que había sido capaz de crear.
Supongo que por eso escribo tanto, porque no pierdo la fe y sigo creyendo en que algún día conseguiré unir las palabras tan maravillosamente bien como lo hacen Beatriz Serrano o Raquel Peláez.